En los versículos anteriores al evangelio de hoy Jesús ya había anunciado que era preciso tomar la propia cruz para seguirle, que era posible perder la vida por el Evangelio y le reprochó a Pedro que sus pensamientos eran como los de los hombres, no como los de Dios.
En este segundo domingo de cuaresma se nos muestra a Jesús que sube a la montaña al encuentro con Dios, escuchamos la voz del Padre que le llama hijo amado y nos invita a escucharle. ¿estamos dispuestos a ello?
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